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| Mis Piojillos |
A veces pienso que nos adelantamos, que teníamos que haber esperado a que el Piojillo fuera un poco mayor para tener un nuevo perro en casa. Sobre todo en momentos como esta semana loca. Semana llena de días festivo en la que niño y perro conviven las 24 horas del día. Días en lo que no se le ocurre al bípedo lo hace el cuadrúpedo. Días en los que voy como loca corriendo detrás de uno y de otro.
Sin embargo, luego los ves jugar juntos y olvidas que en algún momento te has arrepentido de volver a tener un perro. Queríamos que el piojillo disfrutara del amor incondicional de un perro como anteriormente lo habíamos hecho nosotros.
De verdad, los que tengan mascota en casa supongo que saben de lo que hablo. De ese estrecha unión que crece entre los niños y los perros (hablo de perros porque es lo que conozco).
Mis Piojillos juegan juntos como si fueran hermanos. En algunos casos más que si fueran hermanos. Si Eric llora Gabo corre a ver que le pasa. Cuando vamos a buscarlo a la guarde va como loco hasta que lo ve salir por la puerta.
Ha llegado hasta tal punto su empatía que esta mañana pasaba la aspiradora por esa alfombra ,por la que siempre andan jugueteando,Gabo empezó a ladrar a la aspiradora y el piojillo comenzó a imitarlo. Fue de risa.
Lo último de lo último. Si salimos y no nos llevamos a Gabeto al llegar le damos un premio siempre que no haya hecho alguna locura. El otro día el papá del piojillo le dio al piojillo la galleta para que fuese él quien se la diera a Gabeto y la sorpresa fue que el piojo se la merendó, saboreando hasta la última miguita.
Ayer llegamos a casa por la tarde. Le voy a dar una galleta a Gabo y empieza el Piojo a pedirme galleta. Cojo una de esas galletas de dinosaurios que tanto le gustan hago como si la sacase del bote de galletas perruna y al verla monta en cólera y la tira al suelo. Obviamente el piojo perruno aprovechó para comérsela mientras el piojo bebé lloraba pegado a la nevera señalando a lo alto mientras decía maméééééééééé.
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| Mis Piojillos |
Ja, ja, ja, compartiendo galletas.
ResponderEliminarEs precioso ver cómo juegan. Nosotros tenemos un yorkshire y se lo pasan pipa.
A mi hija también le gusta darle su galleta de la mañana (como premio por no haberse hecho pis por la noche, hasta que no llego la niña a casa no ha dejado de hacérselo, increible, yo pensaba que sería peor). Eso sí, hasta ahora a mi hija no le ha dado por probar las galletas de nuestro perrillo.
A seguir disfrutando.
Un abrazo
www.minervaysumundo.blogspot.com
Adoro la convivencia de tus dos cachorros. Entiendo a la perfección cuando hablas de la conección que existre entre ellos. Mi hijo comparte con la perrita (ovejera también), él se encarga de darle la comida, ojalá también le recojiera la caca, pero todavía no, jajaja. Increible tus fotos.
ResponderEliminarSaludos.
vengo llegando del parque y precisamente Sara disfruto mucho jugando con un pequeño cachorrillo que estaba disfrutando con su dueño del hermosos sol. Yo amo los animales y sino fuera porque vivimos en un apto, creo que tendríamos un hermoso perro y hasta un gato. Es cierto, que tener una mascota requiere de tiempo y trabajo, pero el cariño y el amor que nos dan, hacen que estas tareas sean realmente minúsculas. Espero poder tener una mascota más adelante y que Sara pueda disfrutar de ella, como tu pequeño.
ResponderEliminarSaludos.
hola, chicas,imaginen la conexión que existe entre los dos,hoy le hemos comprado a Gabo un transportin pues han estado los dos dentro de él peleándose por apoderarse por el castillo,jejeje.
ResponderEliminarun beso para las cuatro