Comenzábamos la semana pasada haciendo referencia a
la celebración de la II Semana de Educación Vial y hoy desde esta sección
volvemos a hablar del tema. ¿Imaginan al
piojo dando una charla de Educación Vial? ¡Poco le ha faltado!
Contaré que siempre he sido muy respetuosa
con las señales de tráfico. Soy de esas personas que esperan el cambio del
semáforo para cruzar, que llega hasta el paso de peatones y que da las gracias
cuando un coche para y me deja pasar. Lo sé. Es su obligación parar pero las gracias son gratis y me enseñaron
así.
Así
me enseñaron y así estoy educando a mi locuelo piojo. El piojo ya sabe los cambios de colores del semáforo y lo
que significan y le encanta lo de pulsar el botón de aquellos semáforos en los
que se puede solicitar el cambio.
La semana pasada nos acabábamos de bajar del bus-cohete y él iba contento a pulsar
el botón del doble semáforo.
_mamá…está ojo (el piojo me ha
salido medio francés y le cuestan las “r”)_
_sí…el muñequito está rojo…tenemos que
esperar…_
De
pronto desde la acera de enfrente dos señoras, una de ellas con un carrito de
bebé (para matarla cruzar sin respetar el semáforo. Al piojo los ojos se le abren más de lo normal y empieza a su
perorata…
_Muuuuuuuuuuuuu
malllllllllllll…..señoraaaaaaaaaaaaaaaa….muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
maaaaaaaaaaaaaaaal….está ojooooooooooooooooooooooooooooooooooo_
Las
señoras siguieron cruzando haciendo caso omiso de los consejos del piojo
mientras que los que esperaban a nuestro lado se partían de la risa de
escucharlo. A los pocos segundos el semáforo cambia.
_Ya mamá…¡el muñequito está verde!_
Al
día siguiente en el mismo semáforo volvió a cantarle las cuarenta a otra señora
que iba delante de nosotros e intentó cruzar sin esperar al muñequito verde. Ésta esperó. Así que
ya ven aún no ha cumplido los 3 años y ya va por ahí dando lecciones de
educación vial.
Besitos
avainillados
Yo soy muy de cruzar en rojo, pero sólo en situaciones en las que no se ve venir un coche en kilómetros en la distancia. Sin embargo, trato ce contenerme cuando hay niños y ancianos junto a mí, para que ni uno ni otros me imiten. ¡Los ancianos son aún más peligrosos que los niños porque se tiran a la carretera sin mirar, siguiendo al que cruza primero!
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