Mi Piojillo siempre ha tenido una rutina de sueño. A la misma hora a la cama, a las 21.00. Visita a la ventana para desear las buenas noches a las ardillas. Música en su habitación, nanas, Jesús Garriga...
Siempre en la tercera, cuarta canción está dormido placidamente. A veces se despertaba reclamando agua o bibe pero seguía durmiendo tranquilamente. De hecho, muchas veces hacía las cosas más dormido que despierto.
Llevamos unos días. En realidad, dos( acabo de darme cuenta que hoy es miércoles, pero ya me parece que ha pasado una eternidad desde el principio de la semana), que nos despertamos llorando desconsoladamente a eso de las 23.00 y nada ni nadie puede consolarlo.
Anoche. Al escucharlo. Aún no había hecho el primer buaaaah y ya saltaba yo del sofá soltando el portátil, intentaba escribir en el blog, ya no recordaba que Gabo estaba a mis pies y casi casi le pongo el pie encima al pobre que dormitaba tranquilamente.
Al llegar a su habitación estaba sentada en su cama con los ojos cerrados y llorando desconsoladamente. Intenté cogerlo y tranquilizarlo pero nada de nada. Misión imposible. Se hacía con todas sus fuerzas para atrás y no podía con él.
Intenté acostarme a su lado a ver si así se relajaba. Nada de nada.
Lo cojo. Intento cantarle un poco y bailar con él para que se duerma. Nada de nada. Seguimos llorando desesperados.
Lo saco de su habitación. Lo llevo al salón. A ver si estando con papi y mami se tranquiliza. Parece que sí pero no. Quiere ir con papi. Un ratito de tranquilidad y vuelta a empezar con el llanto.
Gabo empatiza con él. Y ahora lloran los dos. Uff, noto que mi tranquilidad va desapareciendo. Soy muy paciente, tranquila pero ya no puedo más. No entiendo el motivo de tanto llanto.
Lo vuelvo a coger. Me lo llevo a mi habitación. Nos acostamos. A ver si se tranquiliza en nuestra cama. Nada de nada. Bueno, sí, se relaja y empieza a moverse por todas partes.
Llega Gabo y empiezan a mirarse con cara de complicidad.
Lo cojo y a su habitación. Papá con cachorrito. Mamá con bebé. Gabo empieza a llorar porque quiere ir con Eric.
Tengo ganas de gritar.Grrrrrrrr....
No quiere estar en brazos. Lo acuesto en su cama. Se coloca en mitad de la cama. Parece que se duerme. Ni lo muevo. Ni lo toco.
Abro la puerta y entra Gabito como un loco a ver a su colega. Lo cojo y le llevo a mi habitación no vaya a ser que lo despierte.
8.30 he de despertarlo para ir al cole. Se levanta feliz y contento. No se acuerda de nada. Espero que esta noche no volvamos a empezar.
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