En el milenio pasado tras acabar la carrera (wooowwwwwwwww,¡milenio pasado!), esa carrera que me ha llevado a la conocida y cada vez más larga cola del paro de nuestro país, me fui de aventura a Londres. Quería probarme a mí misma mi conocimiento de la lengua,más allá de Shakespeare, Chaucer, Whitman, Poe... Aventura que todos o, digamos, casi todos los que estudiamos Filología Inglesa hacemos a algún país de habla inglesa. Por tierras inglesas estuve una larga temporada. Temporada que recuerdo con mucho cariño, como diría un buen amigo de mi husband. Lo que también recuerdo es los viajes en metro.
Sí, han leído bien, los viajes en metro. Metro en hora punta en dirección a pleno centro londinense, rodeada de chaquetas negras, caras pálidas y un silencio sepulcral. Nadie hablaba. Casi parecía que no respiraban. Unos escuchaban música, je je je je,¡ y no en el Ipod!, ja ja ja ja, otros leían, ja ja ja ja, ¡libros de papel!
Las parejas subían y bajaban en sus respectivas paradas pero no se cruzaban ni una sola palabra y así todos podíamos escuchar el célebre Mind The Gap. La alegría y el bullicio invadían los vagones del metro cuando los estudiantes y turistas españoles e italianos se subían en él arrancándome una sonrisa. Al regresar a España me parecía que había ruido en todas partes y cuando me subía al transporte público, exactamente, en las guaguas de mi tierra (autobús por estas tierras peninsulares) volvía a sonreír recordando en silencio de los anglosajones.
Lo curioso es que no me había vuelto a acordar de esta sensación hasta que hace un mes volví a usar el metro. De pronto, después de unos meses sin usarlo, el silencio se había apoderado de los vagones y sólo se escuchaba el beep beep de los mensajes de whatsapp. Mirara al lado que mirara todo el mundo iba con su smartphone en la mano dándole a la tecla, esto es un decir porque en realidad movían los dedos por la pantalla, je je je je.
Y entonces me vino a la mente una pregunta ¿Tantas cosas nos ocurren que tenemos que ir contándolas todo el rato? ¿Por qué sentimos esa necesidad de estar todo el día colgados de los mensajitos?
Mi vida debe ser muy aburrida porque no siento la necesidad de estar enganchada todo el tiempo al WhatsApp o al Line. ¿Acaso debería estar contando ahora "escribiendo post para mañana" "Gabo durmiendo a mis pies" " El piojo jugando con los dinosaurios"?
Esa es otra yo tengo WhatsApp, bueno en el móvil del husband, ahora mismo ando desmobilizada, oooooooooooooooh, y cuando escribo mensajes no me como las palabras, pongo las tildes, los signos de puntuación. Me temo que no llegaré a ser una buena whasapadora.Quizás porque prefiera un buen café y darle a la lengua, ¡ojo con lo que se entiende!
Besitos avainillados
¡Ay que hasta yo he tenido que escribirle a veces un mensajito de estos al futuro papá mientras vemos la tele junto porque se mete en el telefonito y me ignora por completo! Reconozco que yo paso un poco bastante de todo esto (es más fácil que atienda una llamada de toda la vida que un mensaje instantáneo que a lo mejor tardo 12 horas en ver). Pero vamos, que ni mi extremo ni el que tú comentas, que vive la gente pegada al telefonito y sin un segundo que perder para comentar cualquier chorrada.
ResponderEliminarJa ja ja ja, que me he reído imaginándome la situación y la cara del futuro papá viendo que el mensaje era tuyo, je je je.
Eliminarbesitos avainillados