domingo, 12 de octubre de 2014

Para ti, Adoptivo.



Y ahí estaba yo frente a una pantalla de ordenador intentando hablar con tu amigo, pero a ti se te ocurrió la brillante idea de aprovechar que estaban (sí, “estaban” por mucho que te hayas empeñado en hacerme usar el “vosotros”, yo sigo fiel a mis raíces y sí, ahora mismo te estoy enseñando la lengua, je je je) todos en tu casa para hacer presentaciones oficiales. Y ahí sentada frente al ordenador leía una cadena de locura tras otra pero ver… lo que se dice ver… veía a Alonso corriendo y ganando carreras, ja ja ja, porque por entonces ganaba carreras, ja ja ja… Y así fue nuestro primer contacto, por cierto, no nos vimos, ja ja ja.

Pasaron los meses, varias visitas a Valencia y llegó el mes de enero, tú recién regresabas a casa de Afganistán y yo me venía con toda mi vida metida en un par de maletas. Tu amigo, ese que estuvo en manos del psiquiatra durante mucho tiempo, je je je, tú me entiendes, trabajaba y te mandó a ti y a otros dos “pañoleteros” (no voy a decir “tontos con pañoletas” para no volver a perder puntos, ¡me cachis, ya lo he dicho!) a recogerme al aeropuerto.

¡Hala, bienvenida por todo lo alto! Con anécdotas para dar y regalar, ya me encargaré de contársela yo a mis nietos, a los tuyos…, y al que quiera oírla porque es de peli de risa, ja ja ja ja, no podía ser de otra manera estando tú por medio.

Y así, de pronto te colaste en mi vida haciendo pensar que igual yo había adquirido un lote, un dos por uno de los del Carrefour. ¡Carrefour! Sí, sí, has leído bien queridísimo adoptivo, Carrefour, ¿te suena ese centro comercial por el que hacías carreras de carros mientras tenías la poca vergüenza de decirme: “yo puedo, mi carnet indica que puedo conducir carros, eso sí de combate”? ¿Cómo no recordarte con una sonrisa en los labios?

Y así entre carreras en el Carrefour, confusiones de los que no puedan ver a un hombre y a una mujer juntos sin pensar que solo son amigos te convertiste en mi “adoptivo”. ¡Si tuviste la caradura de decirle a mi abuela por teléfono que eras el otro!

¡Diez años da para mucho pero saben a poco! Sí, a bien poco, porque sí hemos reído, llorado, porque sí en el último año me mostraste a un Carlos diferente, me demostraste que “los chicos sí lloran” y también que el amor duele pero no mata. Me enseñaste que eras mucho más que risas y fiestas, aunque eso ya lo sabía porque ya sabes que hasta el duro más duro lleva a un “blandito” dentro, mira Clint Eastwood y sus Puentes de Madison, ja ja ja.

“Adoptivo”, te prometí convertirte en personaje de una de esas historias que tú leías, sorprendiéndome gratamente por hacerme tener un lector de género masculino. Te juro que si me ha hecho ilusión saber que alguien me leía, ha sido que fueras tú, y encima que me dijeras que a pesar de “escribir para mujeres se podía leer, que no era ñoño ni empalagoso” ja ja ja. Yo solo te digo que mis promesas siempre las cumplo y, si bien tu princesa Crucilda seguirá protagonizando aventuras junto al caballero Ericuldo, tú tendrás ese personaje y sí pondré aquello de “cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”.

Y así sin más esta “Roja, republicana y atea” te dice un hasta siempre y brindaré a tu salud cuando me den El Planeta.

Muaaaaaaaackis Adoptivo
La filóloga


P.D.: También prometo que en algún momento compraré esa navaja de importación para volver a ganar los puntos perdidos. 

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