Los niños no entienden de fines de semana y mucho menos de vacaciones, ellos tienen un reloj biológico que les indica que es la hora de levantarse, así que sábados, domingos y fiestas de guardar se levantan a la misma hora que de lunes a viernes. Por lo tanto, a los papis nos toca levantarnos a la misma hora.
La gran diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos se levantan con las pilas bien recargaditas mientras nosotros seguimos con las legañas pegadas y mucho sueño acumulado, sueño que no vuelves a recuperar, por lo menos, yo no he conseguido recuperarlo en el último año.
Tras tomarse el bibe de choco...choco...choco...chocolate mientras Pocoyó, Kai-Lan .... está en la tele comienza el maratón de ahora abro este mueble, ahora cojo este libro.
Libros, mi piojo tiene tres libros de cabecera :
- Un libro de perros pastores del cual ya nos sabemos la vida de cada uno de los perros y cualquier día se desgastan las fotos de tanto mirarlas.
- Un libro de cuadros de Van Gogh, hay que culturizarse!
- Un libro de cockteles, jejejeje, cuando va con éste en la mano parece un Testigo de Jehova, porque es pequeñito y parece una de sus Biblias.
He probado a ponerle sus cuentos en el mismo estante pero él prefiere estos libros, a ver cuando aprende a hacer Margaritas de Fresa, jejejejeje.
Una vez vistos los libros y dejados por el suelo, pasamos a subir y bajar del sofá, a entrar y salir del salón llevando y trayendo cosas, logicamente, tú vas detrás de él, intentando seguirle el ritmo mientras vas recogiendo cosas, preparando la comida, etc...
Cansado, sí, cansa sólo pensarlo, pero entre locura y locura te hace una gracia, te dice cualquier cosa o te sonríe y te derrumbas porque te tiene ganado por completo. De verdad, aunque termines agotada a final del día es la experiencia más maravillosa que se pueda vivir.... bueno, a no ser que hayas conocido en persona a Miguel Bosé, jajajajajajajajajajajaja
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