miércoles, 27 de julio de 2011

De Olores y Narices.


    De un tiempo a esta parte me ha venido a la memoria mi paso por la universidad y para ser más precisa por la biblioteca del campus de Guajara, ¿por qué?, jejeje, ahora no cabe otra respuesta más que" Naturally",por mi olor. Aclaro nada más entrar en la 4ª planta todos sabían que ya había llegado por el olor a melocotón, que no a vainilla, ésta llego más adelante. El asunto es que hasta los fantasmas bibliotequiles reconocían mi llegada por dicho olor.




   Con el paso de los años y mi llegada a Valencia, era mi adorado y añorado Gabo el que reconocía mi olor y se asomaba como loco al balcón a esperar que llegara a casa. Nada más desembocar en la esquina lo veías en lo alto esperando que llegaras y cualquier angustia o mal rollo que trajeras del trabajo se te pasaba sólo con verlo allí.


   Ahora, ya no son los espectros o Gabo el que reconoce mi olor sino mi piojo. Es increíble pero cada noche, nada más pasar por delante de su habitación se escucha un buaaaaaaah reclamando su bibe, su toma nocturna, esa que según el pediatra es normal que siga pidiendo porque es muy grande de tamaño y necesita más combustible.


  Podrías pensar que no es mi olor sino la hora. Pero, no, da igual que me vaya a la cama a las doce o a la una, a la hora que pase a la hora que lo reclama. 


  Sabía que cuando mamaba me reconocía por el olor pero ¿y ahora? ¿sigue reconociéndome de la misma manera? Quizás esto le ocurra a todas las madres pero yo nunca había tenido un niño así que es mi primera experiencia siendo rastreada por el olfatillo de un piojillo saltarín.


   El mismo piojillo saltarín que cuando llega a la puerta de la guardería ni se gira para darme un beso o decirme bye bye porque al otro lado de la puerta le esperan sus amigos,jajajajaja, espero que siga con esa ansia por entrar al cole más adelante,jejejejeje...

 

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