Cuando olía a vainilla nació con la intención de contar mis aventuras y desventuras como mami primeriza pero ,a estas alturas del partido, no puedo negar que cuenta las aventuras del Comando Piojo.Mi comando favorito, el que me crea dolores de cabeza y me ha robado el corazón...
La teoría es bien fácil pero la realidad puede sacar lo peor que hay en ti y, eso puede generar el cataclismo. ¿Qué padres no han estado al borde de generar la tercera guerra mundial con las tonterías de su hijo frente a un plato de comida? ¿Y qué me dices cuando encima te sueltan las típicas perlitas?:
No quiere comer, no te enfades, ya comerá más tarde.
Bah, no te preocupes, eso es una fase por la que pasan todos los niños.
Si no come ya cenará.
¿No me dirás que no te han dicho alguna o las tres cuando comentas lo mal comedor que es tu hijo? Yo, estoy segura que me olvido de alguna frase más pero esas son las tres más repetidas en los últimos tres años.
Autor: Juan Carlos Crespo
Ilustrador: Jordi Villaverde
Editorial: Alfaguara / Penguin Random House Grupo Editorial.
Edad: A partir de 8 años.
Páginas: 160
Precio: 9,95€
Sinopsis:
¿Imaginas que en un mismo equipo de fútbol se
juntaran todos los "pardillos" expulsados de los demás equipos y que se propusieran ser campeones? ¿Imaginas descubrir que una chica puede ser la verdadera crack del equipo? ¿Imaginas a un argentino fingiendo su acento para poder ligar con esa chica? ¿Imaginas a una niña mejor que Cristiano o Messi en el fútbol virtual pero un tanto torpe sobre el terreno del juego? Esos son solo tres de los protagonistas, de los "pardillos". ¿Quiénes son esos "pardillos" con los que los peques pasaran un rato de lo más divertido?
Esos "pardillos" son: Miguelón, Marta, Gabi, Álex, César, Lian y Paula. Siete amigos unidos por su pasión por el fútbol. Siete amigos que nos enseñarán el verdadero valor de la amistad, al mismo tiempo que muchos otros valores : el amor, la tolerancia, el respeto, la generosidad, la capacidad de sacrificio, la empatía, la aceptación de uno mismo y de los demás...entre otros muchos valores que aparecen en este primer libro de la serie de cuentos juveniles sobre fútbol escrita por Juan Carlos Crespo.
Aventura, fútbol, amistad, amor...todo hilado con humor y unos truquillos de magia hará a los peques divertirse, emocionarse, aprender y pasar el mejor de los ratos al tiempo que disfrutan de uno de los mejores placeres: la lectura. Antiescuela de fútbol es sin duda alguna un libro que recomiendo. ¡Feliz lectura!
Sí,
lo sé, no vas a leer estas letras, a no ser que ahora mismo andes pululando a
mi alrededor leyendo sobre mi hombro. Te advierto que no soporto que hagan eso
pero vale te lo perdonaré, aunque para la próxima te esperas a que yo haya
terminado de escribir y revisar antes de colocarte las gafas. Ah, no, ya
olvidaba que desde la operación de la vista no necesitabas gafas. ¡Una suerte teniendo en cuenta lo presumido
que siempre has sido! Uhmm…ahora que lo pienso el gen de presumida me viene de
tu parte, ja ja ja ja, eso ya lo sabía aunque tú te miraras al espejo más que
yo, ¿o me lo vas a negar a estas alturas del partido?
Abuelorro,
ayer paseando con Gabo intentando pensar en otra cosa que no fuera que no iba a
volver a verte, mi infancia pasó en imágenes por mi mente. ― Menos mal que Gabo conoce el camino porque dudo mucho
que yo supiera por donde iba…―. Lo cierto es que me di cuenta que mi infancia
no tiene nada que envidiarle a la de Eva, ―te cuento Eva es la prota de Menta y Chocolate, y ella tendría unos
súper abuelos pero no eran mejores que los míos. ―. Sí, he sido afortunada
porque no puedo poner ni una pega a ningunos de ellos.
Bueno,
a mi abuelo paterno la única crucecita que le pongo es el haberse ido cuando
era demasiado pequeña pero, aun cuando todo el mundo dice que era un
cascarrabias y lo pueda imaginar lanzando improperios en gallego todo el santo
día, ja ja ja ja. Yo lo recuerdo como el abuelo que nos llevaba a mi primo y a
mí al parque para que nos divirtiésemos en los columpios y luego nos compraba
algún caprichito. Y oye siempre sabía lo que quería y eso que yo no abría la
boca.
Cierto
que alguien le decía:
la peca quiere eso
¡para
algo sirve tener un primo mayor! Para que lea en tus ojos lo que quieres sin
necesidad de vocalizar ni una sola palabra.
¿Y
qué decir de su otra mitad? Probablemente, la abuela con más paciencia de este
mundo. La abuela con más pinta de abuela que pueda imaginarme, siempre oliendo
a lavanda y contando historias de su tierra. Juro que a veces creo que yo misma
le di de comer pan mojado en vino a Morito, el caballo del que tanto escuché
hablar.
¿Y
qué te voy a decir de esa a la que un día en un baile le dijiste aquello de:
vas a ser la madre de
mis hijos?
Nada,
no te puedo decir nada. Junto a su recuerdo me viene el olor de las magdalenas
que nos llevaba a la salida del cole, del queque (bizcocho) de canela y, por
supuesto, del arroz con leche. Uhmm…¡¡¡lo
que daría yo por un arroz con leche de abuelorra!!! ¿Sabes que no he vuelto
a comer uno en los últimos cinco años? Miento, una vez lo intenté pero fue
misión imposible. Igual un día de estos lo vuelvo a hacer aunque no será igual…porque
claro, como tú dirías:
El arroz con leche está
bueno porque yo lo he removido
Si
es que ahora que lo pienso tengo más genes tuyos de los que pudiera imaginar,
porque como diría abuelorra:
siempre tienes la
respuesta en la punta de la lengua como tu jodido abuelo
Sabes
casi la estoy viendo diciéndome la frase, ja ja ja, con el delantal puesto y
sirviendo cafés a diestro y siniestro. Ella y su manía de tenernos a todos
comiendo, ¿no me dirás que no tengo razón?
Abuelorro,
¿y de ti? ¿Qué quieres que te diga de ti? No tengo un solo recuerdo de mi
infancia en el que no aparezcas. Ayer volvía a verme en el mini, de pie entre
los dos asientos delanteros,
¡cómo ha
cambiado la cosa, eh! Se te ocurre llevar a un niño así ahora y se te cae el
pelo, ja ja ja…
pero
yo me veo ahí con mi vestidito, mis pulseras y mi pelo suelto cantando contigo
nuestra canción. ¿Te acuerdas? Seguro que sí, porque luego siempre te la
cantaba. La de los Panchos, aquella de “recuerdo aquella vez que yo te conocí…”.
¿Cuántas veces pude haberte cantado esa canción? ¡A saber!
Tantas como veces escuchamos aquel:
Navidades vienen…navidades van...llega
nochebuena que felicidad…
Y es que en Majadilla 15 la música siempre sonaba, siempre había risas y
carreras de niños subiendo y bajando las escaleras, mientras Epi corría detrás
nuestra o avisaba que alguno de los pequeños lloraba, al tiempo que se
escuchaba el movimiento de las fichas del dominó en el patio.
Abuelorro, te echaremos de menos pero
cuando cada verano el sol me dé en la cara y entre las pecas de la nariz me
salga tu marca, esa casi invisible línea que nos has regalado a todos tus
nietos, sonreiré frente al espejo.
Gracias abuelorro porque si un día no
le hubieses dicho a abuelorra que sería la madre de tus hijos, hoy yo no
estaría aquí. Ah, y si por un casual es cierto que estás flotando a mi
alrededor y una mañana me quedo dormida: ni se te ocurra cantar lo del quinto levanta quítate la manta como nos
hacías de peques, casi prefiero que me despiertes con un beso.
Abuelorro porque fuiste, eres y serás: EL MEJOR.
TE QUIERO
P.D.: Abuelorro, por si no lo sabes, ayer quedamos 2-1 contra el Barça, porque digo yo que ayer le ibas al Pío Pío. Ah, Messi lesionado...
Hoy tenía pensado realizar el segundo artículo de la sección iniciada el lunes pasado: Cosas que hacer con los peques en Valencia, sin embargo, si la vida te da sorpresas y nunca sabes qué pasará en el siguiente capítulo de ella, cuando tienes un hijo ya tu vida es imprevisible del todo. Tú puedes hacer todos los planes del mundo y venirse abajo en un pis pas por un sin fin de cosas. ¿Cuántas veces antes de salir de casa no has tenido que dar media vuelta porque se ha vomitado, hecho caquitas a última hora, un llanto que no entiendes...se ha puesto malo de pronto? Eso cuando son bebés pero ¿qué ocurre cuando son más mayorcitos? Por ejemplo, como mi piojo cuando tienen unos 5 años. Al ponerse malos se suma el comportarse como... Sí, lo sé hablamos de un peque de 5 años, que hace trastadas de 5 años pero ¿debemos dejar hacer lo que quieran?
tú te echas a temblar, una mascota no es como pedir el juguete de moda. Una mascota va desde un pez dando vueltas en una pecera, un hámster corriendo en su rueda dentro de su jaula, un gato y, por supuesto, el rey : un perro. Claro, ejem...ejem..., luego están los niños exóticos que piden serpientes, iguanas...
Todos los años se abre el mismo debate en la calle, en la puerta del cole y, como no, en el patio de vecinos que se ha creado en torno a las redes sociales. El debate en cuestión es: ¿deben traer deberes del cole los peques?
La mayoría de las veces cuando llega el fin de semana, un día de fiesta o un periodo de vacaciones los padres nos volvemos locos pensando qué hacer con los peques en esos días de ocio. Y sobre todo nos preguntamos: ¿qué podemos hacer sin gastar mucho dinero?
En el cine, por mucho que nos guste, nos podemos dejar un riñón en él: entradas y palomitas, porque...¿qué niño no va a querer comer palomitas en el cine? Así que el cine no es una opción para cada fin de semana, menos aún si tienes más de un pequeñajo en casa...
Al piojo le gusta ir al cine, ¡faltaría más! pero hay cosas que le molan más. Su plan favorito para un fin de semana perfecto incluye: paseo por el río (Jardines del Turia), picnic en Viveros, dar de comer a los patos (creo que Peppa Pig tiene gran culpa de esto, je je je) y rematar el día con una visita al Museo de Ciencias Naturales.
Este año ya hemos estado unas cuatro veces, a él le encanta y rematar un domingo con una visita, en la que el piojopasee entre dinosaurios, vea restos arqueológicos y se quede obnubilado con vídeos sobre la creación del universo a mí me parece una opción fantástica. Diversión, aprendizaje, día en familia y sin casi coste monetario (los domingos y festivos la entrada es gratuita, el resto de los días los adultos pagamos 2€).
A mí me parece un plan estupendo, el río es sin duda uno de los parques más bonitos que tenemos en Valencia, es más me atrevería a decir de España, donde puedes ir en bici, jugar al fútbol, al rugby... llevar a tu perro a las zonas dedicadas para ellos o, simplemente tumbarte en la hierba con un buen libro (si es de una escritora a la que conozco de cerca mejor, ja ja ja ja). Si duda alguna, es una opción de lo más recomendable si estás en Valencia.
Cierto el verano es el momento del año en el que todos, ejem...ejem..., preparamos maletas para irnos de vacaciones. ¿Qué ocurre cuando llegamos a las cintas transportadoras de equipaje? Las maletas parecen clones: rojas, negras, azules...alguna que otra con algún dibujo pero en más de una ocasión alguno se ha llevado la maleta equivocada, ¿o no?
Sí, lo sé, el verano aún no ha llegado a su fin, oficialmente hablando, porque entre la vuelta al cole, a las rutinas y la invasión de coleccionables en los kioscos nos grita su llegada casi con megáfono en mano. Hablando de coleccionables y, saliéndonos del tema: ¿alguien se ha fijado en el coleccionable que nos enseña a hacer gorritos para los huevos y abriguitos para las tazas? De verdad, lo segundo me resulta absurdo y antihigiénico pero lo de los gorritos para los huevos me parece rizar el rizo... Volvamos al temita, que yo me lío más que las madejas de hilo del coleccionable de moda, je je je...
A pesar de no haber invadido la blogosfera con el olor, no siempre dulce, de la vainilla, no hemos estado alejados de las teclas, quien me conoce sabe que precisamente bastante ocupada he estado en ellas. De hecho, si ven mi teclado del ordenador hay letras que ya no se ven, de lo desgastadas que las tengo, je je je. Al grano, que siempre me voy por los cerros de Úbeda y luego me quejo que el piojo habla sin parar y yo hago lo mismo hasta tecleando. Callada y silenciosa sí pero he estado leyendo aquí y allá, y lo curioso, es que tras más de cuatro años en este mundillo sigo haciéndome la misma pregunta: ¿por qué la blogosfera maternal ha de estar siempre dividida en bandos?
Hace
seis años nos encontrábamos paseando por mi lugar favorito del mundo: la playa
de Las Canteras, cuando recibimos una llamada. Al otro lado del teléfono un
orgulloso y emocionado padre nos decía: ¡Ya
ha nacido mi princesa! Yo no lo sabía pero dentro de mí un aguerrido pirata
comenzaba a navegar, a planear mil y una aventuras que vivir junto a la que se
convertiría en su amiga para toda la vida.
Meses
después de tu llegada, llegaría la segunda de abordo, una nueva princesa que
nos saldría bailarina y, por supuesto, guerrera como tú; solo faltaba por
llegar el tercero en discordia, el pirata de las princesas y llegó dando
guerrera, como no podía ser de otra manera, celebrando cumpleaños cerca del de
su padre como sus dos princesas. Y es que así es la vida de curiosa, aquel trío
habían sido padres uno tras otro y en fechas cercanas a sus cumpleaños
respectivos.
La
vida, que es imprevisible, hizo que durante un tiempo, las princesas y el
pirata no coincidieran más que de vez en cuando, pero de pronto una mañana de
domingo llegaste a casa y para deleite de tu padre ( mi novio adoptivo) y el
del pirata ( mi maridín) que veían en sus hijos reflejada su larga y fuerte
amistad.Risas, juegos y, por
supuesto, disputas
¿Quién
no ha discutido con un hermano o un amigo?
llegaron
junto a una búsqueda de disfraces de chicas.
Tú querías ser princesa y te convertimos en princesa: vestido de largos fulares
de colores, colgantes regalo de las hadas y pulseras con poderes mágicos se
convirtieron en el mejor de los vestidos principescos para luchar, porque princesa
sí pero guerrera también, espalda contra espalda con el pirata. Aquel día
nacieron: Crucilda, Ericuldo y el dragón Gabildus, convirtiéndose en personajes
de mil aventuras.
Aventuras
que se han visto truncadas por la pronta marcha del rey Akela, que cabalgando a
lomos de su caballo de acero nos dejó un poco huérfanos a todos, pero las
aventuras no han de acabar porque el pirata sigue guardando en su cajón los vestidos
para su princesa para ese día que la cordura vuelva a poner todo en su lugar…y Crucilda, Albilda y Ericuldo vuelvan a disfrutar de su amistad.